LA GENEROSIDAD


Una de las preguntas que se hace una madre o un padre de familia es ¿como puedo ayudar a mi hijo a ser un mejor ser humano en el mañana?
A partir de los 5 años de edad es el momento adecuado para que tu niño desarrolle valores en su personalidad, cultívale valores como lo son compartir, regalar, cooperar, respetar, anteponer los intereses de los demás a los propios, virtudes que se deben trabajar en familia para que no pierdan la importancia que tienen en el desarrollo y bienestar socio-afectivo de los niños.

Es normal que tus hijos no quieran compartir sus juguetes con otros niños ya sea con sus amiguitos del estudio o con sus propios familiares. Para un niño, aprender a compartir es un proceso que se va desarrollando con el aprendizaje y el tiempo, ya que compartir no es una característica innata del ser humano, somos egocéntricos por naturaleza y aun de adultos se nos hace difícil hacerlo. Es fundamental que les enseñes, porque de esta manera se aprende a convivir. Compartir es el primer paso a la socialización y a la integración, una persona que no comparte acabará solo y esto hará difícil su desarrollo emocional y social.

Uno de los primeros pasos es que le enseñes que es más importante DAR que TENER, aunque en esta sociedad es poco difícil pues los conceptos que se manejan en las personas es que, entre más se tenga y más acumule, es mejor para poder vivir en esta sociedad.

Dar sin esperar nada a cambio, ser solidario y generoso, compartir el tiempo y las cosas, son valores que puedes inculcarles a tus hijos de una manera muy sencilla como lo es “la imitación”, los padres son el mejor ejemplo para ello, ver a sus padres ayudando a un vecino, ver que tu haces un favor a un familiar, ver que compartes más tiempo con ellos, hará que tu niño aprenda espontáneamente y lo quiera hacer con los demás.
Cuando tus niños aprendan a actuar a favor de otros de manera desinteresada, tienes que animarlos, elogiarlos y expresarles lo orgullosos que como padres se sienten por su manera de actuar, para así motivarlos a que sigan haciéndolo.

Otra manera de ayudarlos es narrándoles cuentos acerca de la generosidad, explicándoles las diferencias y consecuencias entre ser generoso y ser egoísta.

©tiananis
Enséñales a tus hijos que cosas se pueden compartir y que cosas no las pueden prestar.

Otra manera de enseñarles a ser generosos, es con sus juguetes que ya no quieren, llevar a tus hijos con estos juguetes a fundaciones y donarlos a los niños de escasos recursos, hará que ellos se sientan emocionados y orgullosos al ver a otro pequeño disfrutando con algo que ya no satisfacía sus necesidades o intereses, los hará sentirse felices y entenderán el placer que da REGALAR.

No insistas en los niños más pequeños (menores de tres años) a compartir. Esto puede ocasionar que se resientan por ello. A ellos les cuesta comprender que las cosas que se prestan vuelven a su dueño.

La generosidad no depende solamente de lo que los padres puedan trasmitirle, según un estudio de la Universidad de Bonn en Alemania, existen factores genéticos que están presentes que se relacionan con la voluntad de DAR. Al analizar un gen llamado COMT, los científicos comprobaron que aquellas personas con un pequeño cambio en dicho gen son dobles de generosas que quienes no tienen dicha variante. Es la primera vez que se comprueba una relación directa entre genética y generosidad aunque por estudios anteriores se sabía que ciertos comportamientos están en parte vinculados con nuestro ADN.

Los niños de 8 a 10 años, ya entienden un poco más el concepto de compartir, pues en su colegio y en los hogares este valor es inculcado.

He escuchado a muchos padres que en su afán por enseñarles a compartir, les llaman egoístas, pero egoísta es una persona que se puede poner en los zapatos de otros, y los niños no tienen la capacidad suficiente para ponerse en el lugar del otro.

Otro error que he visto es decirles a los niños “todo es de todos” y esto no es verdad, porque las cosas tienen un dueño y es necesario pedir permiso al dueño para poder hacer uso de ellas. Es conveniente que el niño aprenda a pedir permiso y a que le pidan permiso, no solo con otros niños sino también con los adultos.

Nunca obligues a tus hijos a hacer algo que ellos no quieren, la manera más sencilla es enseñarles poco a poco lo divertido, lo bueno y lo gratificante que es compartir y ayudar a los demás.

Lee con tus niños este maravilloso cuento EL PRINCIPE Y EL JUGUETERO, autor: Pedro Pablo Sacristan, donde nos enseña a aprender a valorar los juguetes y a compartirlos. 

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