Ser el hijo mayor no es fácil
porque los padres tendemos a tratarlos como si fueran casi adultos.
Muchas veces se asume que por
ser el primogénito, el mayor, el primero ya lo saben todo y todo lo pueden
hacer, se espera mucho de ellos, a veces “la sueltan a ruedo” confiados en esa actitud avasalladora, porque
es fuerte, porque es bueno, porque es inteligente, pero no es así.
No debemos olvidar que son
niños aun y que esos raptos de mal humor que tienen de vez en cuando no son
otra cosa que su forma de decir que esta ya hasta a punto de “estallar” por lo mucho que se espera de ellos y que no
pueden mas con ese cuento de ser el mayor.
Muchas veces actúan con celos,
se niegan a colaborar solo porque quieren que se les vuelva a tratar como a sus
“bebes”, desean que sean más flexibles con ellos y que se les mime más, mucho más,
porque a ellos también les gusta sentirse consentidos.
Padecen de la pesada carga de
ser el mayor, el fuerte, el bueno, el inteligente, aunque en el fondo solo
quieren ser los hijos de mamá.
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