En los
últimos años se ha hablado mucho acerca de las enfermedades vasculares y se han
identificado factores que aumentan la posibilidad de padecer esta enfermedad,
uno de los principales factores es la hipertensión arterial.
La Tensión Arterial (TA) se define como la fuerza
ejercida por la sangre contra cualquier área de la pared arterial y se expresa
a través de las diferentes técnicas de medición como TA sistólica, TA
diastólica y TA media.
La
tensión arterial es un índice de diagnóstico importante, en especial de la
función circulatoria. Cualquier trastorno que dilate, contraiga los vasos
sanguíneos, afecte a su elasticidad o cualquier enfermedad cardiaca que
interfiera con la función de bombeo del corazón, afecta a la presión sanguínea.
La hipertensión (HTA) denominada «la plaga silenciosa del siglo XXI», es
una enfermedad crónica caracterizada por un
incremento continuo de las cifras de presión sanguínea en las arterias. Aunque
no hay un umbral estricto que permita definir el límite entre el riesgo y la
seguridad, de acuerdo con consensos internacionales, una HTA se presenta cuando
la presión sistólica sostenida por encima de 139 mmHg o una presión
diastólica sostenida mayor de 89 mmHg.
Son Muchas las personas que
padecen de esta enfermedad, con factores de riesgo que no se pueden modificar como la edad (mayores de 65 años), sexo (mujeres
menopáusicas), herencia y otros modificables como el tabaquismo, el alcohol, el
sedentarismo, la nutrición (alta ingesta de sal), el estrés y otros biológicos
como la obesidad y la diabetes. Por esto el 17 de mayo es el Día Mundial de la Hipertensión.
HIPERTENSION
EN NIÑOS
La importancia de la hipertensión en la población
pediátrica ha sido solamente reconocida en las últimas décadas. La medición de
la presión arterial como parte del examen físico en la población pediátrica se
inició en 1970; antes de este año la detección de hipertensión fue escasa. Sólo
se reconocían casos de hipertensión severa generalmente asociados a otras
condiciones, como enfermedades del parénquima renal, estenosis de arteria
renal, o coartación de la aorta.
En el neonato la causa más frecuente de
hipertensión es la trombosis de la arteria renal y generalmente asociada a uso
de catéter en arteria umbilical; en preescolares y escolares predomina la
enfermedad renal y entre las causas no renales la coartación de la aorta; en la
adolescencia temprana y tardía, la enfermedad renal y la hipertensión esencial.
Una evaluación completa es necesaria en la
hipertensión severa, principalmente cuando hay síntomas o hay signos de daño a
órganos y se realiza de acuerdo a las causas por edad. La terapia sin
medicamentos, está indicada en hipertensión significativa y severa e incluye
reducción de peso, ajustes en la dieta y el ejercicio. La práctica de deportes
con actividad física intensa se debe evitar sólo en hipertensión severa.
MEDIDAS
PARA PREVENIR LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL (HTA)
Los factores que podemos cambiar con nuestros
hábitos son:
DIETA: Debe ser baja en sal o sodio, alta en potasio (verduras
y frutas) y baja en calorías (grasas, aceites) en lo posible usar aceites
vegetales de maíz, girasol, ajonjolí, aceite de oliva, maní, soya. Incluya en
la dieta: carne magra, quesos y derivados de la leche bajos en grasa.
EJERCICIO: Un programa de ejercicio requiere de una valoración
inicial, y este debe ser individualizado. El mejor ejercicio es el aeróbico, en
el se incluyen caminar, trotar, nadar, bailar, montar bicicleta y esquiar.
Se puede iniciar con
caminata 20 a
30 minutos diarios, 3 o 4 veces por semana.
Otra forma de realizar
ejercicio es ir caminando a comprar los elementos que necesite, en vez de
utilizar el auto. Subir y bajar escaleras. Bajarse del bus una o dos cuadras
antes del destino y caminar.
BENEFICIOS DEL EJERCICIO
Durante el ejercicio se
produce una dilatación activa de los lechos vasculares musculares, acomodando
un gran volumen de sangre, necesaria para satisfacer las necesidades del
ejercicio (metabolismo aeróbico aumentado).El rendimiento cardiaco aumenta y
las contracciones musculares rítmicas aumentan el retorno venoso, mejora la
eficiencia del músculo cardíaco, disminuyen la frecuencia de contracción cardiaca
(menos cantidad de latidos en un minuto), aumenta la capacidad de dilatación
arterial (tanto de las arterias coronarias como de las del resto del cuerpo),
disminuyendo el riesgo de infarto y facilita un mejor control de la
hipertensión arterial.
Para que el ejercicio físico
sea considerado adecuado y se logren los beneficios para su salud (mente sana en cuerpo sano), debe ser
realizado con las siguientes características:
a) De preferencia
diaria o interdiariamente (los ejercicios de sólo fines de semana pueden ser un
riesgo al someter bruscamente a un esfuerzo a un corazón no preparado).
b) Sino esta
acostumbrado o ha dejado de realizar ejercicio por un tiempo prolongado, se
debe iniciar a un nivel de baja intensidad y progresar en el transcurso de las
semanas hasta alcanzar el nivel adecuado que le corresponde. Una sesión de
ejercicios debe iniciarse suavemente (fase de calentamiento), seguida de una
fase de entrenamiento (al nivel deseado), seguida de una fase de enfriamiento
(reducción gradual de intensidad). Es decir nunca debe empezarse o terminarse
bruscamente un ejercicio.
c) Duración entre 30 a 40 minutos por día cuando
recién se inicia.
d) El límite de
capacidad y tolerancia al ejercicio es variable en cada individuo, de acuerdo a
su condición física, edad y estado de salud, este deberá ser determinado por su
cardiólogo, con reevaluaciones periódicas.
e) Debe ser
realizado con alegría, como medio de relajación, libre de competición y
ansiedad. Si es posible hacerlo acompañado.
f) Debe
incluir grandes grupos musculares (tipo aeróbico), como la caminata o paseos prolongados,
bicicleta estática o rodante. Alternado con gimnasia suave. Evitando los ejercicios donde tenga que levantar
o empujar objetos pesados tales como pesas, o hacer planchas y abdominales.
g) Nunca debe
ser realizado hasta producir molestias, ni mucho menos dolor al pecho.
h) La intensidad
debe ser uniforme, evitándose los incrementos bruscos.
i) Aprender
a reconocer los síntomas o molestias que señala su organismo. Es recomendable
aprender a palpar y contabilizar sus pulsaciones y controlar el pulso al inicio
e inmediatamente terminado (máximo esfuerzo)
- Se recomienda evitar ejercicios intensos si existen enfermedades infecciosas (respiratorias, digestivas, urinarias, etc.) hasta que se hayan curado o controlado.
- El ejercicio aislado y ocasional eleva bruscamente la presión arterial.
PRESCRIPCIÓN DEL EJERCICIO
El “American College of Sports Medicine” recomienda “la realización de
ejercicio controlado y monitorizado como terapia de prevención primaria,
tratamiento y control de la hipertensión. Adultos hipertensos deberían realizar
al menos 30 minutos de actividad física intensa en la mayoría de los días de la
semana. Los programas de ejercicio que involucran actividades de resistencia como
caminata, trote o ciclismo acompañado de entrenamiento de resistencia ayudan a
prevenir el desarrollo de hipertensión y disminuir la tensión arterial en
adultos. Individuos con hipertensión controlada y con compromiso cardiovascular
o renal pueden participar en el programa de ejercicios, aunque hay limitaciones”.
Los adultos mayores experimentan los mismos beneficios pero los
resultados no son claros respecto a los niños y adolescentes. ACSM indica que
el aumento de obesidad infantil llevaría a incrementar en número de niños y
adolescentes hipertensos.
Tomado de José Chicharro y Fernández Almudena
Fisiología del ejercicio. Madrid:
Panamericana, 2003
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